Cuantas veces has querido decir NO, pero dices sí. Tratas de dar una y mil explicaciones a tu respuesta, quisieras ser invisible y que no te vieran. Cada vez que dices SI, cuando quieres decir NO, o dices NO, cuando quieres decir si, puede que estés siendo movido por el temor. Temor a ser rechazado, a ser mal interpretado, a que no les caigas bien a los demás. El problema es que cada vez que lo haces, tu estas hiriéndote, crees que la aceptación de los demás es más importante que tu valor, y el valor que Dios ya te dio. Hoy te invito a que tomes un tiempo y preguntarte: ¿Por qué me cuesta decir NO, a que le temo? ¿Quiénes hablarán de mí, me querrán de la misma manera si digo que no? ¿Me harán por un lado? Cuéntame que respuestas encontraste.