Loading

Blog

Cuantas veces has querido decir NO, pero dices sí. Tratas de dar una y mil explicaciones a tu respuesta, quisieras ser invisible y que no te vieran. Cada vez que dices SI, cuando quieres decir NO, o dices NO, cuando quieres decir si, puede que estés siendo movido por el temor. Temor a ser rechazado, a ser mal interpretado, a que no les caigas bien a los demás. El problema es que cada vez que lo haces, tu estas hiriéndote, crees que la aceptación de los demás es más importante que tu valor, y el valor que Dios ya te dio. Hoy te invito a que tomes un tiempo y preguntarte: ¿Por qué me cuesta decir NO, a que le temo? ¿Quiénes hablarán de mí, me querrán de la misma manera si digo que no? ¿Me harán por un lado? Cuéntame que respuestas encontraste.

¿Alguna vez te has puesto a pensar si en realidad eso que sientes o piensas es verdad? ¿Será que es una mentira que crees como verdad? La mayoría de nosotros hemos pasado por momentos así. A lo mejor llegaste a esa conclusión basado en circunstancias de tu vida, las cuales sucedieron hace mucho tiempo, pero aún lo crees y no has podido salir adelante. Te recuerdo que lo lindo que posees, las características, y habilidades, que ya venían en tu ADN, están intactas. Tú no eres menos, ni inferior a nadie más. Lamentablemente, lo que crees acerca de ti, no te permite vivir de acuerdo con tu verdadera identidad. Conforme a lo que tú piensas, en eso te conviertes. Si piensas que eres menos, inferior, raro, no muy inteligente, no muy atractiva, que no puedes expresar bien, que siempre le caes mal a los demás, y mucho más, entonces hay razón de que te sientas inferior o menos. Pero qué te parece si hoy examinas esos pensamientos que solo te causan daño; escríbelos, luego reemplázalo por lo que SI eres. Por ejemplo: “Soy amada, tengo habilidad de expresarme bien, soy inteligente, soy chaparrito, pero atractivo; Yo hablo con seguridad, Dios me ama y eso me da fuerzas, soy capaz, soy competente, ¡y más! A través de cambios como este, empiezas a ser transformado de adentro hacia afuera. Así que te invito a que ya no permitas que esos pensamientos te digan que eres menos o inferior a los demás, porque en verdad, NO lo eres.

La mayoría de aquello que pasa en tu vida, si lo piensas más 48 horas, ya se queda permanente en ti. No importa si es dolor, alegría, tristeza, diversión, amor, odio, o menosprecio. Nuestras mente y cerebro son como un bosque lleno de árboles, los cuales han crecido a través de los años. En lo que te enfocas eso crece; si piensas en que no podrás salir adelante, tú estás contribuyendo a regar ese árbol de desesperanza, y como resultado, te hará sentir desalentado. Personalmente he tenido que arrancar árboles que me causaban dolor, tristeza, ansiedad, y aún continúo cortando más. Hoy te invito a que te enfoques en las posibilidades de salir adelante; en lo bueno, en lo que si posees, en un buen futuro para ti y para las personas que amas. Entonces, así podrás sentir esperanza en medio de lo complicado.

¿Quien estuvo ahí para consolarte y limpiar tu rodilla raspada después de la caída? ¿Será que hubo alguien quien con ternura y amor secó tus lágrimas y te dijo que todo iba a estar bien?
En mi caso no fue un raspón, sino fue el temor. Recuerdo esos momentos cuando sentía mucho temor, donde quería ser abrazada y protegida, o simplemente ser quitada de esas circunstancias. Cuando eso no sucedió, empezó a crear más temor en mí, a mi corta edad.
¿Quién estuvo presente en tu vida que pudo amarte y protegerte? A lo mejor tengas una historia similar a la mía. Durante nuestra infancia es muy importante haber recibido el afecto, esa afirmación de que somos amados, importantes y que pase lo que pase, siempre habrá amor hacia nosotros.
Dejamos de ser niños y nos convertimos en adultos, pero algunos de esos raspones aún necesitan ser curados. La ausencia de amor crea temor y con tal de no sentir el dolor que produce, adoptamos ciertas formas de pensar, actitudes y hábitos. Gracias a Dios, a través de ver muy de cerca lo que pensaba y sentía, he aprendido a dejar entrar el amor incondicional, el cual ha traído tranquilidad y ha transformado mi vida. ¿Qué área de tu vida necesita ser transformada? A lo mejor hoy es un buen día para permitir que ese raspón emocional pueda ser desinfectado y curado. ¿Lo quieres hacer?